Reflexión del 2024

Reflexión del 2024

Este año ha sido difícil para muchos, incluida yo. Ha estado lleno de emociones incómodas como rabia, tristeza, miedo y vergüenza. Hemos sentido el peso de los golpes y las cicatrices que dejó el 2024: esos duelos silenciosos por las personas que se alejaron, por aquellos que perdimos y por las sillas vacías que estarán presentes en estas fiestas. También hemos enfrentado puertas que se cerraron, creencias que cuestionamos y sueños que se rompieron.

A veces, escondemos estas emociones, como muchas veces intentamos ocultar las cicatrices porque no son "bonitas". Pero las cicatrices no son algo de lo que avergonzarse. Son la prueba de que hemos sufrido, pero también de que seguimos aquí. Son marcas que cuentan nuestra historia, huellas de todo lo vivido, y siempre serán algo digno de orgullo. Nos enseñan que reconocer nuestros errores y abrazar el dolor es lo que nos permite crecer, expandirnos y seguir adelante.

Al igual que las piedras que, con el tiempo y el constante roce del agua, se transforman y adquieren una belleza única, nuestras heridas también nos cambian. El dolor puede dejarnos marcas, pero esas marcas son testigos de nuestra fortaleza, de nuestra capacidad para seguir, para adaptarnos y para encontrar algo hermoso incluso en lo que nos duele.

Si este año ha sido difícil para ti, quiero que sepas que te abrazo. No estás solo en tu dolor. Puede que ahora no lo veas, pero el dolor pasa. Lo que te queda son las cicatrices, esas marcas que te recuerdan lo que has superado, lo que te ha permitido seguir adelante. El proceso de sanar es lento, pero en ese camino encuentras la fuerza para continuar.

Sigues en pie, sigues caminando, y eso te ha hecho más fuerte de lo que imaginas.

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